Aprendiendo de uno mismo
Angel Cordero Siles Fuente: Angel Cordero Siles |
De
mirada perdida, alto, tímido, ojos color miel, short y una botella grande de
agua. Características con las que conocí y describen a este humilde muchacho, Ángel Cordero, uno de mis compañeros en la
carrera. Siempre sonriente y con la disponibilidad para brindarte toda su
amistad.
Ajetreado,
cansado y tarde eran las típicas señales de Ángel en las clases de desarrollo. Nunca
me acordaba su nombre, pero sí de sus características físicas. Al principio no
hablaba con él, porque pensaba que era una persona muy creída, quizás sus
rasgos o por ser de semestre superior me hacían creer aquello.
Pocas
de las charlas que tuvimos en las clases hablábamos del equipo de fútbol de mi semestre,
y de su curioso Ipod, que lo maneja para todas las clases. Aquella vez que lo
vi tan entretenido en la materia de desarrollo, creí que estaba en Internet por
lo aburrido que se ponía la clase, pero aquella distracción era falsa ya que
tomaba apuntes en él.
Nunca
me olvido la oportunidad que mis amigas lo llamaron Wendy, porque me había
remplazado en una reunión de trabajo a la cual no pude asistir, creía que en
algún momento se molestaría, pero más al contrario, su buen sentido del humor y
amistad hacia que cualquier chiste no le causara ningún desagrado.
Su
carácter y simpatía, era el apego de muchos compañeros de la carrera, claro
compartían momentos de entrenamiento dentro de los campeonatos inter carreras
de la Universidad. No hay duda que el deporte es su pasión, en especial si se
trata del fútbol de salón. Amante del fútbol inglés y si se trata del Arsenal
no hay quién lo detenga a ver uno de sus partidos. En el tiempo de receso, la
cafetería era su pasatiempo preferido, sentado en el sillón frente al televisor
junto a amigos, sosteniendo en manos un control de PlayStation jugando pess.
Y
si en temas de relación sentimental se trata, pues no le interesaba, las chicas
paceñas, le parecían muy creídas y hasta envidiosas, nunca estuvo interesada
por alguna de ellas, porque solo las veía como sus amigas, además que para él,
lo más importante era la unión familiar y
el compartir con sus amigos.
Al
llegar a Cochabamba todo le parecía muy extraño, desde la comida, la actitud de
muchas personas, el clima y las costumbres, nunca pensó vivir en esta ciudad,
pues el amor y tener a la familia unida le hacían ver las cosas desde otra
perspectiva. Pero los problemas siempre
existen, hasta en las mejores familias, motivo por el cual tuvo que cambiar
toda su vida, trasladándose junto a su mellizo y hermano menor para aprender de
la vida sin los mimos de los padres.
Hubo oportunidades en las que tuvo que estar en Oruro, La Paz y
Cochabamba consecutivamente, no era problema para él, ya que le encanta viajar
por todo lado, la preocupación era por sus hermanos que no se acostumbraban a
ese ritmo de vida, pero nada hizo que cambiara de actitud, más al contrario,
aprendió a valorar lo importante que es la familia y lo dura que puede ser la
vida.
Vivir
solo hizo cambiar muchas cosas en él, valorar cada minuto las cosas que uno
tiene, conocer al amor de su vida, en fin, aprender de sus propias experiencias
lo ayudó a salir adelante y motivo por el cual lucha cada día. Comunicación
Social se convirtió su pasión, ya que no se compara con ninguna, una carrera
muy dinámica al igual que su persona.
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