Con el paso de los años las nuevas tecnologías de información y comunicación
nos muestran un sinfín de descubrimientos y avances en todo nivel. La educación
no podía pasar inadvertido frente a las advertencias y exhortaciones. El desarrollo por competencias son procesos
complejos de desempeño con idoneidad, ética y responsabilidad en un determinado
contexto; sin embargo existe una polisemia en las maneras de entenderlas.
Diferentes autores se han referido al tema, sin descuidar la base central del
pensamiento, encontramos muchos paradigmas, el saber hacer prescriptivo y es cuando
surgen críticas a las competencias. Se tiene la concepción que reduce el
alcance profesional, criterios que quedan ambiguos hoy por hoy, arguyendo que
solo se forma capacidades técnicas, re adecuando los planes de estudio ya
planteados en el currículo educativo, que no logran formar a personas
pensantes, autónomas.
Surgen
diferentes inquietudes respecto a la implementación de este nuevo modelo, ¿por
qué abstenerse a cambiar el rumbo?, ¿por
qué debemos centrarnos en las competencias? Es cuando vamos desglosando las
diferencias de aquel cambio. Un currículo por objetivos pondera el saber en sí
mismo como señal de sabiduría, propone el aprendizaje como una experiencia básicamente
discursiva, enfatiza la capacidad de comprender, explicar; en cambio un
currículo por competencias busca desarrollar en los estudiantes desempeños para
hacer frente a toda clase de circunstancias y resolver problemas con eficacia
en el contexto de su crecimiento personal social y profesional. Las
competencias nos tienen que llevar a construir una persona que domina aquellas
competencias, una persona capaz de innovar, inventar, construir, para saber
ejercer debemos tomar buenas decisiones, una habilidad básica que todo docente
debe tener; ser una persona que pueda solucionar en contextos de la vida real y
los que compete a su ámbito profesional, sin perder de lado la mirada ética en
el ejercicio de la profesión; es cuando podemos definir a una competencia como
la manera de construir y no así para transmitir. Ahora bien para poder enseñar
por competencias, es fundamental crear situaciones, aquello que implique
dinamizar el conocimiento del estudiante y que le permita afrontar problemas
creando conocimiento innovador. Necesitamos ser personas pensantes, claras,
para llevarlos a la práctica donde el reto se base en la reflexión metacognitiva, y autorregulación del conocimiento para trasladarlos a
escenarios educativos, de manera que los docentes también puedan llevar una
formación continua y congruente.
Se puede
concluir, que estos cambios en cuanto al modelo de enseñanza – aprendizaje pueden
generar un repelo, de manera que el proceso de transposición didáctica por
competencias es fundamental para el estudiante y para ello los docentes juegan
un papel fundamental, realizando un ajuste a la enseñanza, para generar estrategias
en el campo profesional. Si el docente quiere formar a personas que puedan
enfrentar todo tipo de retos en su ámbito profesional, debe replantear cuáles
son las situaciones sociales profesionales que son relevantes en contexto en el
espacio educativo, centrando los contenidos como el objeto de estudio, pensando
situaciones didácticas auténticas que permitan al estudiante vincularse con situaciones
sociales, de manera que los enfoques didácticos acerquen a los contextos de la
realidad de los estudiantes, dando tareas que generen autenticidad.
Ponderaciones que surgieron a manera de extracto de la teoría explicada por
Frida Díaz Barriga sobre el enfoque por competencias; de modo que podemos aseverar,
que un modelo por competencias es un enfoque curricular que nos ayuda a bajar a
la práctica, nos ayuda a concretizar el modelo en la acción pedagógica, dicho
de otro modo, las competencias nos abren las ventanas hacia la realidad.
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