Profesor
y coreógrafo, Wilson Peñaranda, con tan solo 29 años es ahora uno de los
máximos exponentes de baile, nacido en la ciudad de La Paz un 14 de noviembre. Aun
sin contar con el apoyo de su familia, él decidió continuar con sus sueños sin
importar que pudieran pensar los demás ya que para muchos la danza en un hombre
no tiene gran aceptación en esta sociedad cerrada y egoísta.
Todos
sus amigos y seres cercanos conocían su
aspecto delgado, ojos negros y pelo oscuro pero sobre todo sus movimientos de
baile que llegaban a cautivar fácilmente a cualquiera.
Llegó
a Cochabamba en 1992, inició sus estudios de jazz con Lorena García. Desde 1998
llegó a formar parte de un elenco de baile. Una de sus metas, ser parte de
Champagne Producciones para poder resaltar en todo el país y ser admirado por
muchos.
Cada
instante de su vida con el baile es lo que llena de alegría su existencia.
Muchas veces pensó en dejar el baile porque se sentía solo y sin apoyo de
ninguno de sus familiares, lo que provocó que valore más su talento para poder
algún día demostrarles a los que nunca creyeron en él y poderles gritar en la
cara que sí pudo lograr sus objetivos.
No
le bastaba con ser bailarín es entonces que decidió comenzar a estudiar
derecho, esforzándose con mayor empeño en el baile para poder conseguir un
determinado dinero y poder cubrir sus gastos de la Universidad.
Muchas
veces tuvo que escuchar reclamos de su familia, amigos y seres amados de que
debería rendirse ya que nunca tenía tiempo para nada y si continuaba con esa
actitud iba a enloquecer por tanto estrés. Comentó que este aspecto varias
veces lo deprimió porque nadie creía en su talento.
Existían
veces que era contratado para realizar espectáculos en varios lugares y sin ningún
motivo las personas que lo contrataban no se sentían a gusto con su actuación.
Como toda persona sentía una desilusión de sí mismo, pero después de todo
continuaba con su sueño.
Al
transcurrir los años las críticas fueron quedando atrás, ya había formado parte
de academias con grandes coreógrafos como Juan Carlos Ferrufino. Muchas Veces
echado en su cama se imaginó ser parte del mundo de la televisión y con una
academia propia de danza, diciéndose a sí mismo, lo logré.
Cada
instante frente a aquel espejo gigante donde el practicaba coreografías sentía
aquella ausencia familiar, pero sabía que si regresaba a su tierra con su familia sería darles
el gusto de que comenten, que al final no pudo hacerlo.
Con
el transcurso de los años poco a poco aquel sueño se fue haciendo realidad, el
esfuerzo, dedicación y sacrificio de tantos años cualquier momento tendría su
recompensa.
Después
de luchar, empezó como profesor de danza en el Colegio Santa María Micaela
enseñando coreografías para las distintas actividades de esta institución, de
esa forma fue generando reconocimiento en más personas, llegando a motivar este
arte a varias jovencitas, quienes lo admiran. Formando grupos de bailarines
para que puedan ir a mostrar su talento en concursos de danza como ser Teledanza,
organizado por él.
Una
mañana despertó y se dio cuenta que todas sus metas estaban trazadas ya que
participó por cuatro años consecutivos en Miss Cochabamba, Miss Bolivia,
eventos nacionales que llevan el sello no solo de destacados bailarines sino el
de coreografías originales y fusionando estilos innovadores que tienen un solo
nombre, Wilson Peñaranda.
Este sacrificio trajo muchas
oportunidades de trabajo, por lo que ahora es uno de los profesores y
coreógrafos más destacado en su medio. Actualmente está a la cabeza de Impacto
Producciones que es organizador de eventos innovadores de vanguardia. Cada
oportunidad presentada en su vida sirvieron de apoyo a su trayectoria artística
dándole un posicionamiento en la danza.
Hubo circunstancias en su vida, por las
cuales quiso botar todo y dejar de tener problemas y tormentos, pero sabía que
nada es fácil como el problema que lidió con una academia de danza, creyendo
que después de aquel conflicto iba a ser complicado volver a comenzar.
Pero nada podía detener el talento con
el cual había nacido, por ello decidió abrir su propia academia llamada Wina
Dance Company, destinado a niños, jóvenes y adultos de todas las edades,
haciendo de esta la mejor escuela de danza de Cochabamba.
Todas las lágrimas derramadas, desilusiones
que encontró por parte de su familia que lo dejaron en este mundo cruel sin
apoyo moral ni económico hicieron de él, una persona fuerte que nunca se deja
vencer por nada ni nadie.
Es lo que en cada clase aconseja a sus
actuales alumnos quienes lo admiran y apoyan contribuyendo a ser de su academia
un escenario familiar donde todos se conocen y apoyan mutuamente.
No importa que pase, que piensen los
demás o que factores puedan influir en tus sueños que anhelas desde lo más
profundo de tu corazón, lo importante es nunca rendirse. Sabias palabras de
Wilson a quien uno puede admirar con tan solo verlo bailar.